Con la
aplicación de un Estado de Excepción en los municipios fronterizos con Colombia
aunado al cierre de la frontera anunciado por el presidente Nicolás Maduro, ha habido múltiples
deportaciones de ciudadanos colombianos, acto que ha encendido las alarmas en
el Gobierno de Juan Manuel Santos.
Santos,
estaría intentando un diálogo directo con Maduro, según dijo el ministro del
Interior, Juan Fernando Cristo, quien encabezó una comisión enviada a Cúcuta
para tratar la situación, que a su juicio genera un problema social de gran
dimensión por la cantidad de personas que viven y transitan en la zona
legalmente, así como grandes pérdidas económicas.
En Cúcuta,
capital del departamento fronterizo de Norte de Santander, el Gobierno instaló
además un Centro de Mando Unificado en el que trabajan funcionarios de la
Gobernación regional, la Alcaldía, la Cancillería, la Policía y otras
instituciones del Estado. “Concentraremos todas las tareas en manejar la
situación de frontera y los deportados”, explicó el ministro Cristo.
Cúcuta está
comunicada con las ciudades de Ureña y San Antonio, que hacen parte del estado
venezolano de Táchira, por el puente internacional Simón Bolívar que transitan
a diario decenas de miles de personas y vehículos en un incesante flujo
comercial.
El puente fue
cerrado en la medianoche del miércoles por orden de Maduro, inicialmente por un
periodo de 72 horas, después de que tres miembros de la fuerza armada
venezolana y un civil resultaran heridos en un presunto enfrentamiento con
contrabandistas. Esa medida, que en un principio no causó mayor preocupación al
Gobierno colombiano, se agravó el viernes con el anuncio de Maduro de que el
cierre del paso fronterizo se prolongará.
Ese nuevo
anuncio motivó un rechazo del presidente Santos, quien lamentó las medidas
unilaterales, pues consideró que “cuando se cierra la frontera y no hay
coordinación los únicos que ganan son los delincuentes” a los que justamente se
quiere combatir.
Según cuenta
EFE, todo empeoró cuando empezaron a llegar a Cúcuta decenas de colombianos
deportados por estar indocumentados, según las autoridades venezolanas, que
pusieron en marcha una revisión “casa por casa” en San Antonio como parte del
estado de excepción en la zona fronteriza del Táchira también ordenado por
Maduro.
Ante el
incremento de las deportaciones el Ministerio de Relaciones Exteriores pidió al
Gobierno de Venezuela que “se respete la integridad y los derechos humanos de
los ciudadanos colombianos que sean objeto de detenciones, deportaciones y
demás acciones adelantadas por las autoridades venezolanas, de conformidad a
las normas internacionales vigentes”.
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